En la segunda mitad del siglo XX, la torre original fue derribada en los años 60. Así quedó en ruinas hasta los años 80. D. Pedro Guillena Gómez difunto ya, la compró hacia el año 1.980, en ruinas, excepto parte del talud y la sillería de 3 de los ángulos que se mantenían en pie unos metros.
La reconstrucción que se hizo, pese a pedir archivos y documentación al ayuntamiento de Alicante, no pudo seguir unos patrones históricos porque no existían planos de las torres, ya que en siglo XVI no constaban en el Ayuntamiento de Alicante los planos de construcciones en zonas agrícolas, por lo que se optó, gracias al apoyo y asesoramiento del arquitecto D. Juan Guardiola Gaya, en mantener la forma exterior, con el remate de terraza que se había efectuado en una torre cercana y un almenado, adecuando el interior con las comodidades de una casa actual para una vida residencial, comunicada con la actual vivienda adosada.
Cuando se empezaron las obras de rehabilitación apenas había unos caminos sin asfaltar para llegar a la fortificación, incluso la avenida de Miriam Blasco ni siquiera existía. Hoy en día, todo tipo de infraestructuras urbanísticas se ciernen sobre ella como la propia avenida de Miriam Blasco, la calle de Caja de Ahorros, cerca de grandes supermercados como Mercadona, Lidl, Supercor… y como no, la parada del TRAM de Alicante en Lucentum que une con una infinidad de destinos. Trayectos hacia Alicante centro, a tan sólo 10 minutos, o hacia el norte, hasta localidades de la provincia como Denia, Altea, Benidorm o El Campello.
Además, el apeadero del TRAM de Lucentum cuenta con un aparcamiento contiguo para unos cuantos vehículos lindando con Torre Santiago. Éste es muy utilizado por gente que vive por la zona pero que trabaja a diario en el centro de Alicante y con ello evitar pagar parking.
Cuantas veces vemos orgullosos, grupos de gente que nos visita y hacen fotos o simplemente contemplan el monumento imaginando por un instante cómo fue la vida de entonces y qué finalidad más fascinante que la de una baluarte de defensa para los que vivían en aquel momento.
Hoy en día no sirve como refugio sino como hogar, aunque hemos de decir que no siendo una vivienda convencional, se ha ido adaptando a los nuevos tiempos para crear esa comodidad que todo el mundo busca en su morada.
Las torres de la huerta cercanas a nuestro entorno son las siguientes:
Prácticamente en toda la vivienda hay vigas de madera de roble fundamentalmente aunque existen ciertos paramentos de hormigón armado y viguetas de hierro para fortalecer la estructura en la base de la vivienda y sótano.
En realidad la participación ha sido muy diversa por el tipo de vivienda, dependiendo del momento se necesitaron varios oficios, como albañil, carpintero, cantero, electricista, fontanero, y el propietario junto con sus hijos. Todos aportando su saber hacer y paciencia.
Aunque está catalogado como monumento es de propiedad privada. Si algún grupo de personas muestra un especial interés se podría estudiar.
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